«Soy terco, es de dominio público», admitió Andrés Manuel López Obrador al arranque de su campaña electoral en México. Si hay algo que le reconocen al izquierdista es su tenacidad, que este domingo rindió fruto en su tercer intento por ocupar la silla presidencial.
«Con esta misma convicción actuaré como Presidente de la República (…) rayando en la locuela de manera obcecada», señaló al ser ratificado como candidato de la coalición que encabeza su partido Morena.
Sus allegados lo certifican. «Yo creo que es un hombre cuya cualidad principal es la tenacidad», dijo a la AFP el escritor e historiador mexicano Paco Ignacio Taibo II, conocido simpatizante de López Obrador, como escribe ne su artículo Ecuavisa.
«Eso y el hecho de que es un hombre infatigable, lleva años recorriendo el país», añadió. «De repente uno se pregunta: ¿Dónde anda Andrés? Y está en un estadio en Chiapas (sur), luego aparece en Tabasco y tres horas más tarde en Ciudad de México», narró.
– Un presidente «austero» –
López Obrador, mejor conocido como AMLO, busca desmarcarse de la clase política que ha gobernado México en casi un siglo y se presenta como un adalid contra la corrupción.
Como prueba, insiste en que será un gobernante austero: no usará el avión reservado a presidentes y planea convertir la famosa residencia presidencial en un centro cultural.
«Voy a obtener la mitad del sueldo de lo que recibe actualmente el Presidente de la República», asegura.
Esa lucha contra la corrupción caló muy hondo entre los mexicanos, hartos de los excesos de las élites políticas -a las que López Obrador llama la «mafia del poder»- y de los escándalos de la administración del sexenio de Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
«Logró un proyecto que equilibra tres cosas: la guerra contra el narco, la guerra contra la corrupción y la guerra contra el proyecto neoliberal que ha sido muy dañino para México», detalló Taibo.
López Obrador llama a su movimiento «la cuarta transformación de México», y se compara con héroes de la historia nacional como Benito Juárez (1806-1876), figura clave en la construcción de la República en el siglo XIX.
– «Andrés Manuelovich» –
Sin embargo, muchos mexicanos le critican su falta de propuestas concretas para gobernar la segunda economía latinoamericana, durante la era de Donald Trump.
«Lamentablemente nunca ha sido claro», dijo Fernando Dworak, analista político. «Ha centrado cualquier solución en torno a su figura y a su capacidad personal para resolver asuntos», añadió a la AFP.
De «populista» a «gran peligro para México» que podría seguir los pasos de Hugo Chávez en Venezuela: las críticas contra AMLO llovieron durante la campaña, incluso con avisos publicitarios que cuestionaban la salud del candidato.
«Ahora soy Andrés Manuelovich», dice sonriente en un video, reproducido viralmente, para mofarse de las denuncias de una potencial injerencia rusa en su favor.
Y muchas de sus propuestas para dar un «giro radical» en México han disparado las alarmas.
Su proyecto para la nación 2018-2024 incluye reducir los salarios de funcionarios públicos en un 50%, asegura que no aumentará impuestos ni la deuda pública y prometió el fin de la reforma energética.
Varios empresarios lo han enfrentado, entre ellos el magnate Carlos Slim, quien cuestionó su plan de detener la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Y AMLO le respondió: si Slim cree que el aeropuerto es buen negocio «que lo haga con su dinero».
López Obrador deja un reguero de frases polémicas en sus campañas electorales en las que tiene vasta experiencia, hechas de más derrotas que de victorias: tanto en 2006 y 2012 buscó infructuosamente la presidencia de México.
– «Irse a la chingada» –
Sus críticos lo tachan de mal perdedor luego de que tras la elección de 2006, que perdió por solo 0,56%, desconociera los resultados y bloqueara la vital avenida capitalina Paseo de la Reforma por semanas.
Incluso se autonombró «presidente legítimo de México» en un evento en el que hasta se puso una banda tricolor en el pecho.
Originario de Tabasco (sureste), «El Peje», como también se le conoce, inició su carrera política en las filas del PRI que después abandonó para sumarse al Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En 1994 buscó el gobierno de su estado natal, que no consiguió, aunque para el año 2000 brincó a la escena nacional al convertirse en jefe de Gobierno de Ciudad de México.
Se le dio por muerto de la escena política en varias ocasiones. «Por caernos y volver a levantarnos y volver a caernos y volver a levantarnos», dijo en el acto de cierre de campaña, acompañado de su segunda esposa Beatriz y sus cuatro hijos.
Esta vez, se ha trazado metas claras: triunfar o irse a «la chingada». Ahora, es el nuevo presidente de México.