La ley aprobada, que modifica una anterior de 2004, permitirá perseguir a los ciudadanos italianos que recurran a esta práctica en otro país donde sí es legal.
Con 166 votos a favor, 109 en contra y cuatro abstenciones, el Parlamento de Italia aprobó un proyecto de ley que tipifica la gestación subrogada como “delito universal”, castigado con penas de cárcel de entre tres meses y dos años, y multas de hasta un millón de euros.
La polémica legislación recibió los votos del partido de la primera ministra Giorgia Meloni, Hermanos de Italia, de extrema derecha, y sus socios en la coalición en el poder. Votaron en contra todos los partidos de la oposición de izquierdas, menos dos formaciones de centro, incluida la del ex primer ministro, Matteo Renzi, que dieron a sus parlamentarios la libertad de votar y cuatro levantaron la mano a favor.
La gestación subrogada o por sustitución, popular aunque erróneamente conocida como maternidad subrogada o vientre de alquiler, es un método de reproducción asistida en el que la mujer que gesta al bebé no será finalmente la madre del mismo, es decir, la gestante accede a gestar al hijo de otra persona o pareja.
La diputada Carolina Varchi, defensora acérrima de la ley, que incluso se conoce como ley Varchi, afirmó que “la maternidad es única, insustituible, no subrogable” y que con esta norma “ningún niño será discriminado, ni comprado por ricos ordenantes”. “La vida es un bien que no se puede comercializar, la maternidad no puede tener lugar por una compensación económica, un niño no se puede comercializar y este mercado debe terminar”, expuso la parlamentaria electa por Hermanos de Italia.
La diputada Lia Quartapelle, del Partido Democrático (PD), el principal de la oposición, opinó sobre la ley aprobada que es una medida “de propaganda”, “inútil y dañina”, que es “imposible aplicarla a las parejas heterosexuales y es difícil aplicarla a los homosexuales” pero, si se aplicara a estas últimas, “el único resultado es que los niños serían sustraídos a sus padres, si estos recurren a la gestación subrogada en el extranjero y al volver a Italia son arrestados”.
Desde Roma, Quartapelle explicó que la mayoría parlamentaria, compuesta por los tres partidos de derecha que gobiernan en coalición, rechazaron todas las enmiendas de los partidos opositores, incluida una presentada por el diputado izquierdista Riccardo Magi, que proponía regular la gestación subrogada en lugar de castigarla con la cárcel.
Durante la votación, la diputada ecologista y feminista Luana Zanella, de los Verdes, defendió la ley Varchi porque considera que la gestación subrogada proporciona un “beneficio” para todos los implicados, incluidas las agencias que la tramitan a nivel internacional, mientras “la mujer es explotada por su capacidad reproductiva”.
La gestación subrogada ya está prohibida en Italia pero la ley aprobada, que modifica una anterior de 2004, permitirá perseguir también a los ciudadanos italianos que recurran a esta práctica en otro país donde sí es legal.
Colectivos LGTBI en contra
Aunque las estadísticas indican que la mayoría de las parejas que acuden a la gestación por sustitución son heterosexuales, los colectivos de parejas del mismo sexo sienten que son el blanco de esta nueva norma tras una ola de cambios legales, como la prohibición de registrar hijos nacidos por reproducción asistida en parejas de mujeres.
“Esta ley ha sido hecha contra nosotros”, afirmó Alessia Crocini, presidenta de la asociación Famiglie Arcobaleno (familias arcoíris, como se conoce en Italia a las familias de personas LGTBI), quien consideró el proyecto legislado de “oprobio jurídico”.
“La gestación subrogada siempre ha existido, pero ha empezado a preocupar cuando los homosexuales han recurrido a ella”, aseveró. Y aunque la ley Varchi no mencione explícitamente a las parejas homosexuales, Crocini considera que supone un ataque directo contra las familias LGTBI, con daños colaterales a las parejas heterosexuales.
“Los niños van a ser considerados hijos de un delito universal y las familias se van a ver en un proceso penal, aunque en el país donde hayan hecho la gestación subrogada sea legal”, lamentó.
Entre los integrantes del colectivo surge la preocupación por el estigma que puede generar la tipificación de la gestación subrogada como un delito universal. “No sabemos cómo se aplicará la ley a los que ya tenemos hijos”, dice Mirco Pierro, que junto a su pareja tiene dos hijos gemelos de ocho años. “Sin duda habrá un gran estigma social contra nosotros y contra los niños, que es lo que más nos asusta”, manifestó.
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