Chile conmemoró este martes el tercer aniversario del estallido social con marchas de baja intensidad en distintos puntos del país, que fueron sin embargo reprimidas con un gran dispositivo de seguridad integrado por más de 25.000 agentes.
Los estudiantes capitalinos fueron los primeros en salir a las calles, a los que siguieron pasado el mediodía centenares de personas en las calles de la costera Valparaíso, a 110 kilómetros al este de Santiago. La movilización más concurrida ocurrió en la tarde en Plaza Italia, la rotonda del centro de Santiago que fue epicentro de la revuelta social de hace tres años.»Quienes buscamos otra forma de vida vamos a seguir luchando. No hay ningún interés por parte de los gobiernos de apoyar lo que el pueblo necesita», aseguró a EFE un joven manifestante que prefirió no dar su nombre durante una marcha en la capital.
Para Isidora Núñez, otra manifestante de 21 años, «hay muchas demandas sociales que todavía no se cumplen» y «la población civil está bastante descontenta todavía». «De todas formas -agregó-, creo que la violencia tampoco es la forma, pero muchas veces es la única forma de que nos escuchen». La mayoría de las concentraciones transcurrieron de forma pacífica, aunque encapuchados montaron barricadas en los alrededores de Plaza Italia y un gran contingente policial trató de dispersar con gases y agua la manifestación de la tarde.
«Tenemos que estar manifestándonos para poder cambiar este sistema. Hasta ahora nos han venido con puras mentiras y nosotros necesitamos soluciones», apuntó a EFE en la marcha de Santiago Iván Vargas, de 61 años.
«SALIR DE LAS TRINCHERAS»
La jornada arrancó temprano con un discurso del presidente chileno, Gabriel Boric, desde el palacio presidencial La Moneda, en el que instó a la sociedad chilena a «salir de las trincheras y de nuestra zona de confort para interpretar lo que pasó y actuar» «No fue una revolución anticapitalista ni tampoco una pura ola de violencia. Fue una expresión de dolor y de las fracturas de nuestra sociedad a las que la política no ha sabido dar respuesta», dijo el mandatario, quien asumió el pasado marzo.
Chile vivió en 2019 la mayor ola de protestas desde el fin de la dictadura militar, que empezaron como una protesta contra el alza en el precio del boleto de metro y derivaron en un clamor por un modelo económico más justo y derechos sociales, Las revueltas ocasionaron una treintena de muertos y miles de heridos, entre ellos muchos con traumas oculares, y dejaron episodios de violencia extrema, con saqueos e incendios, además de señalamientos por parte de la ONU contra el cuerpo policial de Carabineros por violaciones a los derechos humanos.
«Se dijeron y se hicieron muchas cosas excesivas, nos agredimos unos a otros y somos muchos los que sentimos que en ese periodo las cosas llegaron a un extremo que no debieran haber llegado», reconoció Boric, un exlíder estudiantil muy crítico con el modelo neoliberal instalado en Chile durante el régimen.
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