El líder de Italia Viva Renzi, fuerza la crisis en protesta por la gestión de los fondos de recuperación de la UE. Conte sugiere que está dispuesto a un nuevo pacto de legislatura.
La guerra por el poder que asola cíclicamente a la política italiana se ha cobrado este miércoles una nueva víctima, que cae en medio de la primera pandemia del siglo: el segundo Ejecutivo de Giuseppe Conte. Así lo ha decidido el líder de Italia Viva, Matteo Renzi, quien este miércoles anunció que su formación abandona la actual coalición de Gobierno, lo que ahora aboca el país a una crisis imprevisible.
«Esta crisis política no la abrió Italia Viva, la crisis está abierta desde hace meses», dijo Renzi, al justificar su decisión con una serie de argumentos, entre ellos desacuerdos entre su partido y el resto de la coalición sobre el plan de recuperación italiano. «Hicimos nacer este Gobierno contra el de (el líder de la Liga, Matteo) Salvini porque no queríamos que él tuviese plenos poderes. No consentiremos a nadie que tenga plenos poderes”, añadió, al acusar a Conte de haber acumulado demasiado poder y no haber aceptado sus reclamaciones. «Nos deberían dar las gracias (…) La democracia no es un reality show», subrayó con su habitual tono arrogante.
La noticia no llega sin preámbulo. Ya a comienzos de diciembre, Renzi había amenazado con usar su fuerza parlamentaria (unos 30 diputados y 18 senadores, que se marcharon con él cuando abandonó su anterior formación, el Partido Democrático) si Conte no atendía sus exigencias. La decisión de este miércoles incluye también la renuncia de las dos ministras de Italia Viva que integraban el Ejecutivo. Se trata de la titular de Agricultura, Teresa Bellanova, y Elena Bonetti, la ministra de Igualdad y Familia. Junto a ellas, también ha renunciado Ivan Scalfarotto, viceministro italiano para las relaciones con el Parlamento.
El órdago de Renzi abre así a un serie de posibles desenlaces en un momento muy delicado. Entre estas alternativas está que se vuelva a formar un Gobierno con los mismos partidos tras una nueva negociación entre Conte y Renzi, o que Conte pida al presidente italiano, Sergio Mattarella, que le autorice a formar una nueva mayoría con el apoyo de algunos integrantes de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi.
Tampoco se descarta la formación de un Ejecutivo de tecnócratas integrado por una figura como la del expresidente del Banco Central, Mario Draghi, un nombre que ha sonado en estos días en Italia. En cambio, la posibilidad de la convocatoria de elecciones anticipadas en los próximos meses, un paso por el que según la prensa italiana se decanta el presidente Mattarella, ha sido descartada por el propio Renzi.
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«La gente no entiende»
«No creo en las elecciones. Votaremos en 2023», afirmó Renzi, cuyo partido no supera hoy el 3% de intención de voto. «La gente no entiende qué quiere, no entiende esta crisis provocada en medio de una pandemia», resumió un periodista italiano, durante la rueda de prensa en la que Renzi anunció su decisión.
El propio Conte pareció este miércoles querer arrojar un jarro de agua fría sobre el incendio en curso, al sugerir que está dispuesto a un nuevo pacto de legislatura. Otros, como el diputado Andrea Orlando, fueron más críticos. «Es un grave error que han hecho unos pocos y pagaremos todos», tuiteó el vicesecretario del progresista Partido Democrático (PD), el expartido de Renzi y uno de los dos partidos principales -junto con el Movimiento 5 Estrellas– que forman parte del Gobierno dimisionario.
Muchos son los desafíos que le esperan a Italia en estas condiciones. Para empezar, precisamente Italia aún tiene pendiente la negociación final sobre su plan para obtener los más de los 220.000 millones de euros -85.000 de los cuales en subvenciones- enmarcados en el plan NextGeneration EU, que aún debe aprobar Bruselas.
De ahí que los analistas ya desde por la mañana anunciasen que la reacción de los mercados no será de color rosa, y posiblemente también afectará a la prima de riesgo italiana, que el año pasado se mantuvo sorprendentemente en niveles muy bajos (aunque ya el lunes, al calor de la crisis política, subió de los 103 a los 109 puntos básicos). Este podría ser otro quebradero de cabeza para el país más tocado por la pandemia, y para su altísima deuda pública, que asciende a 2.587.600 millones de euros.
Fuente: ALBERTO PIZZOLI / AFP
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