La renucia sería causada de una crisis del sistema, llena de conflictos, oscuras maniobras y traiciones. Benedicto XVI habría tomado su decisión final después del anuncio del domingo: preparación de la encíclica.
Roma, 12 Febrero 2013 – Al no haber logrado cambiar la Curia, Benedicto XVI llegó a una amarga conclusión: desaparecer, si la iglesia no cambia es él quien cambia. Este es un sacrificio extremo, traumático, de un papa intelectual derrotado por un sistema considerado demasiado incrustado de poder y oscuridad para poder reformarlo. Es como si Benedicto XVI habría intentado emancipar el papado y la iglesia católica de la hipoteca de una especie de segunda República Vaticana; y que al contrario fue la víctima. Es difícil no percibir su elección como el resultado de una larga reflexión y un largo cansancio.
Acreditarlo como un gesto instintivo significaría no darle razón a esta figura que entrará en la historia por su renuncia no por todo lo que ha hecho tampoco por que inetentó cambiar la iglesia en su papado, como quería sin éxito: aunque si su decisión la habia tomado ya el domingo.
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