Roma, 13 de julio de 2010 – El director de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE),el mexicano José Angel Gurria, recomendó a los países desarrollados no tomar medidas restrictivas contra los inmigrantes porque su fuerza laboral será necesaria al superarse la actual crisis económica mundial.
«Las dificultades económicas actuales – indicó Gurria – no cambiarán las tendencias demográficas a largo plazo y no deberían ser usadas como excusa para sobre restringir la inmigración. Es importante que las políticas migratorias tengan una perspectiva de largo período”. dijo.
Las afirmaciones del mexicano Gurria están basadas en un informe de la OCDE, organización internacional de desarrollo que reúne 31 países industrializados y tiene su sede en París.
Más allá del impacto a corto término debido a la crisis, la inmigración jugará un rol fundamental para la economía de los países OCDE. Por este motivo la Organización pide a los gobierno de esforzarse para asistir a los inmigrantes que perdieron el trabajo, asegurándoles los mismos derechos que tienen los trabajadores nacionales y de ayudarlos a encontrar un nuevo trabajo y a aprender el idioma. Además la OCDE consideró importante favorecer la integración de los inmigrantes dándoles la ciudadanía del país que les recibe y reduciendo los obstáculos y criterios demasiados restrictivos.
El informe indica que los flujos migratorios en los países OCDE han bajado del 6 por ciento en el 2008, con una inversión de tendencia respecto al incremento medio del 11 por ciento registrado en los cinco años anteriores. Los datos nacionales recientes sugieren una ulterior disminución en el 2009. Cerca de la mitad de los inmigrantes se fueron a Europa, un tercio a América del Norte
El estudio OCDE atribuye la disminución a la menor pedido de trabajo en los países industrializados. Los inmigrantes fueron golpeados duramente por la crisis de ocupación especialmente los jóvenes la sufrieron más.
La desocupación entre hombres inmigrantes aumentó más que entre los locales, particularmente en los sectores golpeados por la crisis, como construcción, hoteles y restaurantes.
En algunos países las mujeres inmigrantes también sufrieron el aumento de la desocupación, agravado por el hecho que en muchos casos tuvieron que suplir la falta de trabajo de sus esposos o compañeros.
La OCDE prevé que sin un incremento de los porcentajes de inmigración, la población trabajadora en los países desarrollados crecerá solamente del 1,9 por ciento en los próximos 10 años, contra el 8,6 por ciento registrado en el decenio pasado.
Hernán Sergio Mora