Nayomi y las otras no tienen que convencer Napolitano, pero cuántos en el Parlamento todavía ponen obstáculos para las segundas generaciones. Admiten que las reglas deben ser cambiadas, pero “no ahora, no aquí, tal vez en otra legislatura…”
Roma, 31 Agosto 2012 – Tal vez el escenario de miss Italia se volviese un trampolín para el derecho a la ciudadanía de las segundas generaciones. Y no es el caso de dar la espalda cuando surge un tema tan importante en un concurso de belleza, porque si ese concurso es el espejo del País, tiene que mostrar también uno de los pecados más graves: el hecho de no reconocer aún a todos sus hijos.
Lanzando su apelación, Nayomi Andibuduge y las otras chicas se equivocaron de destinatario. Giorgio Napolitano conoce muy bien sus situaciones y ha sido la voz más autorizada para pedir de cambiarlas. Si después escribiendo al Presidente del Estado querían dirigirse a todo el País, sepan que ya esta de su parte: más del 70% de los italianos, certifica el Istat, es favorable al reconocimiento de la ciudadanía italiana desde el nacimiento a los hijos de inmigrados nacidos aquí.
A quién debería ser mandada entonces esa carta? A todos los que hasta ahora en el Parlamento no les ha interesado de las convinciones de la mayoría de los ciudadanos que representan y entonces continuan a hundir cualquier propuesta de reforma de la ciudadanía. Desde los bancos de la Lega Nord dicen “no sirve”, desde los del Popolo delle Libertà tal vez dicen que “sí, las reglas deben ser cambiadas”, pero después se lanzan en los equilibrimos del “no ahora, no aquí, tal vez en otra legislatura”.
Tambien las propuestas limitadas a las segundas generaciones con las que se estaba comparando en la Cámara de Diputados antes de la pausa de verano, se quedaran, excepto milagros, ejercicios retóricos. Mientras tanto el tiempo pasa y Nayomi y las demás tienen que desfilar en un concurso “a parte”. Claro, mirarán el vaso medio lleno, pensarán que han llegado igualmente a Montecatini Terme y que se juegan una grande ocasión, pero ésto no quita fuerza y sustancia a sus santas reinvidicaciones de nuevas ciudadanas.
Con el protagonismo ofrecido a estas chicas, Patrizia Mirigliani ha abierto un camino,pero el próximo año tendría que completar el camino, eliminando las diferencias y admitiendo las hijas de los inmigrados crecidas aquí en el concurso principal. Sin esperar que sea la política a dar el primer paso. El País está listo para escojer la más bella de las italianas sin pedirle el pasaporte.
Cuantos continúan en ves a obstacular el camino de esta generación que antes o después, inevitablemente, ganará su batalla, no prendan ni siquiera el televisor para mirar el desfile final de las miss. No tienen ojos para ver cuanto es bella la nueva Italia.
Elvio Pasca
Versión en español: C.Z.León