El gobierno italiano ha anunciado una serie de medidas que buscan luchar contra la especulación del precio de la gasolina y el diésel, algo que deriva del aumento de las tarifas de la misma, que en algunas estaciones de servicio ha llevado a un coste de 2,5 euros el litro de gasóleo.
La decisión más llamativa aprobada por el consejo de ministros ha sido la de que, junto al precio que hay en la gasolinera, cada distribuidor tendrá que mostrar el promedio nacional del precio de este carburante que publica todos los días el Ministerio de Empresas.
De esta manera, todo conductor podrá ver de manera sencilla si están a la par o cuánto sobreprecio tiene en dicha estación de servicio respecto a la media nacional, para así poder decidir por cuenta propia su prefiere irse a repostar a otro lugar.
Será obligatorio para todas las distribuidoras de combustible y, en caso de no cumplir con la norma, se aplicarán sanciones. No se ha concretado cuál será, por el momento, pero si se ha anunciado que, en caso de reincidencia, se aplicarán suspensiones en la actividad que irán de una semana hasta 90 días.
De manera complementaria, se ha prorrogado hasta marzo la ayuda de los vales de gasolina, que, proporcionados por las empresas, otorgan 200 euros para combustible a cada trabajador.
El sector de las gasolineras no está de acuerdo
Las asociaciones de gasolineros no están de acuerdo con la medida y desde la Federación Autónoma Italiana de Gasolineros (FAIB) apuntan a que el aumento se debe a que se han vuelto a implantar impuestos especiales para que el Estado se financie y que el Gobierno precedente, presidido por Mario Draghi, había eliminado.
Los datos son los datos: el 1 de enero el precio de gasolina y diésel subió de media 16 céntimos respecto a la semana anterior, hasta situarse en 1,81 y 1,86 €/l. Sin embargo, lo que preocupa en que ciertos lugares, como las autopistas, se han podido ver cifras de hasta 2,5 euros el litro en el caso del gasóleo.
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