La muerte de Silvio Berlusconi ha desatado las alarmas sobre el futuro de Forza Italia (FI), el partido conservador que fundó 1994 para impulsar su carrera política: su futuro es ahora incierto, como también su influencia en el Gobierno de Giorgia Meloni, aunque sin llegar a ponerlo en riesgo.
La posible desaparición de FI sobrevuela desde el lunes, cuando el tres veces primer ministro falleció a los 86 años sin dejar un heredero claro, porque resulta muy difícil imaginar en este país el partido de Berlusconi sin Berlusconi.
El gran candidato es su “mano derecha” y actual coordinador, el ministro de Exteriores y vicepresidente del Ejecutivo, Antonio Tajani, aunque sin descartar otras hipótesis, como que Marina Berlusconi, la primogénita, se convierta en el pegamento necesario cuando se vislumbran múltiples fugas desde sus filas. En cualquier caso, la amplia mayoría de la que dispone el Ejecutivo de la ultradrechista Meloni, apoyada por FI y por la soberanista Liga de Matteo Salvini, no corre peligro aparente, según la gran mayoría de analistas.
“La influencia en la coalición gubernamental será mínima. Cuenta con una mayoría robusta y un interés común convergente de todas las fuerzas políticas y todos los diputados, incluso los de FI. Su interés es total por continuar en el Gobierno”, explica a EFE el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Pisa Alberto Vannuncci.
Marina y Marta
Tajani, aunque no tendría nunca el poder absoluto de Berlusconi, es el favorito para gestionar la primera y difícil fase de transición, pero en realidad hay un escenario alternativo que cada vez suena con más fuerza y es que alguno de sus hijos, o más bien sus hijas, decida asumir esa responsabilidad. No en vano, la familia ya ha garantizado que se hará cargo de las deudas del partido, que rondan los 100 millones de euros y que estaban avaladas por el político, con un patrimonio de más de 6.000 millones de euros.
Ese apoyo financiero puede continuar para “no quebrar el partido y seguir siendo, como hasta ahora, un elemento de protección de los intereses económicos y financieros de la familia Berlusconi en el sistema político”, añade. Pero “si uno de sus miembros decidiera liderar el partido sería, según los sondeos, la solución preferida por la mayoría de votantes y simpatizantes de FI, para quienes la figura ideal es Marina”, de 56 años, por delante de sus otros herederos: Pier Silvio, Bárbara, Eleonora y Luigi, o incluso la última novia del magnate, Marta Fascina, 53 años más joven que él.
“La familia seguirá siendo crucial en el destino de FI y en ese contexto la ‘falsa esposa’ de Berlusconi ha jugado un papel político clave estos años, el elemento de unión con un Berlusconi en fase crepuscular. Era el enlace de las peticiones de representantes, de administradores, de delegados y adquirió un enorme poder dentro del partido”, apunta.
Al principio se lo delegaba el magnate, “pero luego fue Marina, la figura familiar más directamente implicada en los asuntos de FI”, así que el rol de Fascina dependerá y mucho de cómo sea ahora la relación entre ambas, explica.
Una guerra abierta
En cualquier caso, nadie duda de que se puede desencadenar una guerra entre facciones y que exponentes del partido se fuguen a otros, como los de Meloni y Salvini, pero también los centristas de Matteo Renzi o Carlo Calenda.
“La opinión predominante es que se enfrentará a pugnas entre las corrientes. Podría escindirse y fragmentarse. Aunque a corto plazo muchos seguirán siendo leales a Tajani, personas de dentro me dicen que incluso buena parte del partido corre el riesgo de desmoronarse”, explica el estadounidense Alan Friedman, autor de la única biografía autorizada del magnate.
Pero ese proceso fratricida “no representa necesariamente una amenaza para la mayoría gobernante, ya que con toda probabilidad muchos de los que decidan abandonar Forza Italia acabarán uniéndose a Hermanos de Italia o a la Liga”, añade “La Stampa”, porque “algunos podrían incluso arrojarse a los brazos abiertos de Renzi, es plausible que la gran mayoría salte a la derecha”.
Está claro que la crisis de Forza Italia abre un espacio político muy apetecible, en particular para Meloni, que decretó para Berlusconi un inédito luto nacional para un ex primer ministro y funerales de Estado. “Una hipótesis es la de una especie de fusión entre Hermanos de Italia y Forza FI, lo que permitiría a Meloni no sólo quedarse con su electorado, sino también con el valor de la marca y obtener de este modo su legitimidad como fuerza más moderada” y la colocaría en “mejor situación ante el Partido Popular Europeo”, según Vannuci.
Aunque Friedman tiene claro es que “es difícil imaginar que el partido vuelva a prosperar” y vaticina que “dentro de unos años, FI podría ver su fuerza en las urnas reducida a la mitad, en torno al 3 % o 4 %”, mientras el expresidente del Senado Marcello Pera no ve claro “si sobrevivirá”.
Y considera “obvio” que Meloni recoja el legado político: Berlusconi “inventó el Gobierno de centro-derecha, unió una coalición en torno a su persona”.
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