Tras la decisión de Conte de prohibir por el momento las misas, la Iglesia protesta y pide explicaciones acusando al Gobierno de atacar la libertad de culto.
A pesar de la apertura gradual que comienza en Italia el 4 de mayo, las misas ordinarias siguen prohibidas y solo se permite la celebración de funerales con un máximo de 15 asistentes.
La Conferencia Episcopal ha enviado un duro comunicado al Gobierno de Conte acusándole de atacar la libertad de culto.
Conte anunció el pasado domingo cómo será la gradual y lenta desescalada en el país que comenzará el 4 de mayo con la apertura de algunas actividades y posibles salidas a visitar a parientes, así como la celebración de funerales, con solo la presencia de 15 personas.
Pero siguiendo los consejos del comité técnico-científico que se ha encargado de elaborar el plan de desescalada, en un momento en el que aunque la curva de contagios parece bajar aún se registran mas de 2.000 diarios, se decidió que no era seguro permitir las ceremonias religiosas.
LA CEI añadió que «la Iglesia aceptó, con sufrimiento y un sentido de responsabilidad, las limitaciones gubernamentales asumidas para afrontar la emergencia de salud», pero ahora, «cuando se reducen las limitaciones asumidas para enfrentar la pandemia, la Iglesia exige poder reanudar su acción pastoral».
La decisión de no permitir las misas no sólo ha provocado el enfado de la CEI que nunca había atacado así al Gobierno de Conte sino que también han surgido divergencias en el seno del propio Ejecutivo.
Las dos ministras que pertenecen al partido Italia Viva de Matteo Renzi, la de Igualdad de oportunidades y Familia, Elena Bonetti, y de Agricultura, Teresa Bellanova, rechazaron lo que consideraron una «decisión incomprensible».
Tras la dura reacción de la Iglesia, el Ejecutivo se vio obligado a emitir una nota de respuesta en el que se decía que «el primer ministro toma nota de la comunicación del CEI y confirma lo que ya había anticipado en la conferencia de prensa, que se estudiará un protocolo en los próximos días que permitirá la participación de fieles a las celebraciones litúrgicas en condiciones de máxima seguridad», pero sin citar fechas.
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