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Un capellan a bordo de Costa Concordia, entre los tripulantes y pasajeros.

Tas polémicas por el capitan, capellán indica que la tripulación se comportó muy bien

Roma, lunes 23 de enero de 2012 – Los cruceros que recorren el Mediterráneo son vistos en las publicidades como grandes centros lúdicos y lo son.

La agenica de noticias Zenit indica como con la noticia del hundimiento de la nave Costa Concordia, vino a flote algo que normalmente no se tiene en cuenta sobre los cruceros: estas ciudades flotantes cuentan con la presencia de un capellán.

En este caso el padre Raffaele Malena, que vivió en primera persona el naufragio. Junto a él, el párroco de la isla del Giglio ayudó a los náufragos y el director de la pastoral del mar de la Iglesia italiana, Giacomo Martino, explicó a ZENIT el papel de un capellán a bordo.

En una llamada telefónica a la central del Apostolado del Mar, el padre Raffaele Malena avisó de lo que estaba sucediendo. Le preguntaron si quería que lo fueran a buscar y sin dudar dijo: “Ahora es importante que me quede cerca de la tripulación y los pasajeros para confortarlos en este momento de gran confusión”.

El padre Malena, que conocía a muchos de los más de mil tripulantes indicó que el problema del desembarco fue principalmente el pánico y que el personal de a bordo se comportó bien. tantes de la isla del Giglio deberíamos hacerles un monumento”.

Don Lorenzo Pasquotti, párroco de San Lorenzo y San Mamiliano, de 61 años, por su parte abrió la iglesia y organizó todo lo que se podía para ayudar a los náufragos de este gigante de 17 pisos.

El sacerdote Giacomo Martino, director de la Oficina para la pastoral de los trabajadores de la navegación marítima y aérea, de la Conferencia Episcopal Italiana, interrogado por ZENIT dijo que en un barco, “estos trabajadores cuentan con la presencia de un capellán, aunque sean de otras confesiones religiosas” y narró cómo “incluso cuando es el Ramadán por ejemplo, no automáticamente, pero muchas veces me piden que haga una oración final”.

En la tripulación de una nave, indicó, “las personas son de diversas nacionalidades y por lo tanto también de diversas religiones y además cada una tienen su especialización: los filipinos por ejemplo son muy buenos barman, los chinos en las lavanderías, cada uno aporta su profesionalidad. Por ejemplo, los sudamericanos no se encuentran en las naves de carga, sí en cambio en las de pasajeros. Los brasileños son buenos con la parte artística”.

“Lo que me gusta mucho de esta gente –añadió– es la absoluta naturalidad que tienen con Dios, pues viven la dimensión religiosa como otra actividad más”.

“Quien está abordo –concluyó- casi que está obligado a subrayar lo que nos une y no lo que nos divide. Es como cuando se mira el mar desde la tierra, se piensa que el mar nos divide, en cambio el marítimo que está sobre el barco dice: no, el mar nos une”. (Ver video testimonio naufragos peruanos)

Tripulación: “Somos el chivo expiatorio”

El director de la Oficina para la pastoral marítima ha dado a conocer a ZENIT algunos de los sms que ha recibido sobre la tragedia. Uno dice: “Hola don Giacomo. ¿Sabe lo que pienso oyendo las noticias? Se habla mal de la tripulación, todos los demás son estupendos y buenos pero nuestra tripulación se ha convertido en un chivo expiatorio. Espero que alguien de la empresa asuma la defensa de los miembros de la tripulación. He leído un artículo en un periódico que decía que “la gente rompía armarios de vidrio para robar salvavidas”, pero ¿quién ha publicado esto? Por favor, ¿quién ha visto los salvavidas en armarios de vidrio por los pasillos? Créame todos los de la tripulación nos sentimos mal, también hemos perdido a algunos acompañeros, también nuestros amigos sufren y no los encuentran. ¿Habrá alguien que nos defienda? Disculpe que me haya desfogado”.

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