Tras 240 días en simulador, una G2 en Italia que estudió en Turín.
Roma, 11 de febrero de 2011 – Entre los cuatro europeos seleccionados para intentar la aventura marciana en la Tierra «Mars 500» , está también el colombiano Diego Urbina de 27 años, el más joven del cuarteto de la Agencia Espacial.
El lunes 14 pisaran el planeta rojo, sin moverse de Moscú en donde está montado el simulador espacial en el que están embarcados en un viaje de 240 días de ida y otro tanto de vuelta.
La madre de Diego es de Turín y el padre colombiano. Nació en Colombia y en el 2002 vino a Italia para estudiar ingeniería en Turín. Allí se recibió en ingeniería electrónica en el Politecnico de Torino.
En Alemania pasó por el centro de los astronautas europeos de Colonia y luego, algunas semanas, en la estación que reproduce, en manera pequeña en el desierto Utah (USA) una base marciana. Es el primer pequeño paso para conquistar una gran simulación y soñar de veras de estar en Marte.
Los otros tres europeos, todos de treinta años, son los franceses Romain Charles y Arc’hanmael Gaillard y el belga Jerome Clevers.
El desafío está por inciar y los protagonistas que ganarán 75mil euros parecen ansiosos de enfrentarla. «Me llevaré un e-reader con las novelas de García Marquez y de Manzoni — dijo Diego Urbina — y un buen equipaje de informaciones memorizadas por Wikipedia porque no podemos acceder a Internet.
El está formado por cabinas cilíndricas de casi cuatro metros de diámetro cada uno especializado en una actividad.
Aparte, hay una zona que reproduce la superficie del Planeta Rojo sobre la cual tres exploradores caminarán por 30 días mientras los demás controlarán como si estuvieran en órbita.
Fue seleccionado en un centro holandés, para compartir con los rusos en un simulador construido por el Instituto de los problemas biomédicos de Moscú, la fatigosa experiencia que durará 520 días.
El equipaje estará constituido por seis voluntarios: tres rusos, un chino, dos europeos. El ESA ha preparado cuatro porque dos de ellos deben estar listos como reservas en el caso que a los titulares se les presente algún impedimento.
Toda comunicación externa tendrá un atraso de 20 minutos, tiempo necesario para reproducir a la trasmisión las señales entre la Tierra y el planeta cercano.
En los primeros 250 días y en los últimos 240 vivirán, en cambio, todos juntos como si estuvieran realizando respectivamente el viaje de ida y vuelta.
