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Italia festeja sus 150 de unificación

La Unificación de Italia fue el proceso histórico que a lo largo del siglo XIX llevó a la unión de los diversos estados en que estaba dividida la península Itálica, algunas partes vinculadas a dinastías consideradas “no italianas” como los Habsburgo o los Borbón y otra con los Estados Pontificios.

IL RISORGIMENTO

También se le conoce como Il Risorgimento  (no confundir con el renacimiento) visto que que existió una unidad anterior, la provincia de Italia creada por el emperador  Augusto, en la antigua Roma.

Cómo estaba compuesta la peninsula itálica
A comienzos del siglo XIX la península itálica estaba compuesta por varios estados: Lombardía, bajo el dominio austríaco; los Estados Pontificios del papa; el reino de Piamonte; el reino de las Dos Sicilias, entre otros.

Foto. En el centro Anita Garibaldi, bisnieta del patriota italiano.

 

Se realizaron algunos intentos de unificación entre 1830 y 1848. Uno de ellos fue la república romana y Giuseppe Garibaldi organizó la toma del Giannicolo, en donde participó un grupo de sudamericanos venidos con Garibandi en una goleta, conocidos como ‘Le Tigri del Uruguay’. Anita Garibaldi también era uruguaya y Garibaldi obtuvo un pasaporte de Perú para poder navegar en el Océano Pacífico del Sur.

Ellos fueron aplastados por los franceses. Entretanto la hábil política del Conde de Cavour, ministro del reino de Piamonte, logró interesar al emperador francés Napoleón III en la unificación territorial de la península, que consistía en expulsar a los austríacos del norte y crear una confederación italiana. A pesar de la derrota del imperio austríaco, el acuerdo no se cumplió por temor de Napoleón a la desaprobación de los católicos franceses.

Primera fase
Aún así la Lombardía fue cedida por Napoleón al Piamonte. Además, durante la guerra se presentaron insurrecciones en los ducados del norte, los que luego fueron anexados al Piamonte, con lo cual se cumplió la primera fase de la unificación.

La segunda fase
En la segunda fase se logró la unión del sur cuando Garibaldi, inconforme con el tratado entre Cavour y Napoleón, se dirigió a Sicilia con las camisas rojas, conquistándola y negándose a entregarla a los piamonteses; desde allí ocupó Calabria y conquistó Nápoles. En 1860 las tropas piamontesas llegaron a la frontera napolitana. Garibaldi, que buscaba la unidad italiana, entregó los territorios conquistados a Víctor Manuel II. Mediante plebiscitos, Nápoles, Sicilia y la conquista del Estados Pontificios , se anexaron al reino de Piamonte y al futuro rey de Italia, Víctor Manuel II.

El proceso de la unificación no fue producto de la voluntad popular pese a los plebiscitos convocados por Cavour, por tanto la acción del Estado se centró en la construcción de una nacionalidad italiana.

El proceso fue encauzado finalmente por la casa de Saboya, reinante en el Piamonte (destacadamente por el primer ministro conde de Cavour), en perjuicio de otras intervenciones “republicanas” de personajes notables (Mazzini, Garibaldi) a lo largo de complicadas vicisitudes ligadas al equilibrio europeo (intervenciones de Francia y Austria), que culminaron con la incorporación de los Estados Pontificios en 1870. El nuevo Reino de Italia continuó la reivindicación de territorios fronterizos, especialmente con el Imperio austrohúngaro (Trieste y el Trentino), que se solventaron parcialmente en 1919 tras la Primera Guerra Mundial (Tratado de Saint-Germain-en-Laye y expedición de Gabriele D’Annunzio).

Los Estados Pontificios
Uno de los episodios más complejos de la unidad italiana fue al conquista de los territorios pontificos. O sea varias regiones que le pertenecían al Papa como rey temporal. En Roma Pio IX ordenó resistir dentro de las murallas hasta cuando ‘i bersaglieri’ abrieron una brecha en la Porta Pía.
En ese momento el Papa ordenó que cesara el fuego, pues no quería esparcimiento de sangre.

La ‘cannonata’
Diariamente, al mediodía, desde el Giannicolo se dispara un cañón con fogueo para dar la señal de la hora exacta. Tal tradición de la ‘cannonata’  se remonta a diciembre de 1847 cuando el papa Pío IX estableció que el cañón del Castel Sant’Angelo realizará una salva para estandarizar el horario de toque de campana en todas las iglesias de Roma.

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