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Es brasileño el nuevo director general de la FAO

Vaticano: el hambre no es una catastrofe ingovernable

Roma, 26 de junio de 2011- El brasileño José Graziano da Silva fue elegido este domingo director general de la FAO  por 92 votos y se constituye en el primer latinoamericano en ocupar ese puesto. Da Silva se impuso por cuatro votos al español Miguel Angel Moratinos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacaión (FAO) cib sede en Roma y tiene como objetivo favorecer la agricultura para erradicar el hambre a nivel mundial. El anterior director era el senegalés Jacques Diouf que estuvo tres mandatos, vale a decir 18 años al gobierno de la FAO.

La victoria del brasileño se obtuvo a pesar de que el presidente emerito de Brasil Lula Da Silva no vino a Roma por temor a contestaciones debido a que Brasilia no autorizó la extradición a Italia del terrorista Cesare Battisti, autor de diversos asesinatos.

El candidato brasileño, el más aplaudido durante su intervención del sábado para defender su candidatura, fue ministro en el Gobierno de Lula da Silva e impulsor del programa Hambre Cero, que consiguió reducir en 30 millones el número de pensonas que sufren hambre en Brasil.

El hambre no es una calamidad natural que no puede ser contenida

Monseñor Luigi Travaglino, observador de la Santa Sede en la FAO en declaraciones a Zenit recordó que asi un mil millones de personas en el mundo sufren el hambre cuando en realidad no se trata de un fenómeno ingobernable. La falta de seguridad alimentaria no es un evento o una calamidad que está fuera del control del hombre.

Estos son algunos de los conceptos apenas expuestos a ZENIT por monseñor Luigi Travaglino, observador permanente de la Santa Sede en la FAO, FIDA y PAM, que considera que el hambre en el mundo no es ingobernable como el reciente tsunami de Japón.

Más aún, el purpurado consideró que ante el alejarse del objetivo de reducir a la mitad el hambre hasta el 2015, tenemos “todos que reflexionar”; recordar que las pesadas barreras aduaneras le impiden a los países pobres de comercializar productos locales sin ser penalizados y rever los subsidios y exportaciones agrícolas de los países más avanzados. Así como los consumos excesivos que destruyen los recursos naturales.

 

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