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Emocionante beatificación de Juan Pablo II

La más concurrida de la historia

Roma 2 de mayo de 2011 – Más de un millón de peregrinos –según los datos de la ‘questura’- han participado este domingo en la beatificación más concurrida de la historia.

«Concedemos que el venerable siervo de Dios Juan Pablo II, papa, de ahora en adelante sea llamado Beato y que se pueda celebrar su fiesta en los lugares y según las reglas establecidas por el derecho, cada año el 22 de octubre», dijo en latín Benedicto XVI.

Una gran foto de Karol Wojtyla de 1995 fue descubierta en ese momento  en el centro de la fachada de la Basílica de San Pedro.
Y un gran aplauso se extendió desde la plaza de San Pedro, pasando por la Vía de la Conciliación y las calles adyacentes, hasta llegar al Circo Máximo (donde miles de personas siguieron la celebración a través de grandes pantallas) cuando Benedicto XVI leyó la fórmula de beatificación.

Papa Benedicto XVI durante la homilía de la ceremonia de beatificación de su predecesor, en la Plaza de San Pedro recordó que Juan Pablo II consiguió, “con la fuerza de un gigante”, devolver al cristianismo su fuerza transformadora del mundo, y hacer que los cristianos perdieran el mideo de serlo.

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Ante más de un millón de peregrinos llegados de todo el mundo a Roma para la beatificación, el Papa Benedicto XVI definió al nuevo beato como un “gigante” que dedicó su vida a una “causa”: “¡No temáis! !Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!”.
La gran tarea de Juan Pablo II, explicó, fue superar la confrontación entre marxismo y cristianismo, devolviendo a este último su fuerza capaz de transformar la sociedad y realizar las esperanzas de los hombres.

“Abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante, fuerza que le venía de Dios, una tendencia que podía parecer irreversible”. Y “con su testimonio de fe, de amor y de valor apostólico, acompañado de una gran humanidad, este hijo ejemplar de la Nación polaca ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del Evangelio”.

Y añadió que el papa polaco “dio al Cristianismo una renovada orientación hacia el futuro, el futuro de Dios, trascendente respecto a la historia, pero que incide también en la historia”.

“Aquella carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideología del progreso, él la reivindicó legítimamente para el Cristianismo, restituyéndole la fisonomía auténtica de la esperanza, de vivir en la historia con un espíritu de ‘adviento’, con una existencia personal y comunitaria orientada a Cristo, plenitud del hombre y cumplimiento de su anhelo de justicia y de paz”.

Benedicto XVI recordó: “Desde 1982, cuando me llamó a Roma como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, durante 23 años pude estar cerca de él y venerar cada vez más su persona”.

Juan Pablo II consiguió “con la fuerza de un gigante” devolver al cristianismo su fuerza transformadora del mundo, y hacer que los cristianos “dejasen de tener miedo” a serlo,

En español, el Pontífice quiso recordar los muchos viajes del beato a España y Latinoamérica: “El nuevo beato recorrió incansable vuestras tierras, caracterizadas por la confianza en Dios, el amor a María y el afecto al sucesor de Pedro, sintiendo en cada uno de sus viajes el calor de vuestra estima sincera y entrañable”.
Invitó a los peregrinos de habla hispana a “seguir el ejemplo de fidelidad y amor a Cristo y a la Iglesia, que nos dejó como preciosa herencia”, para que “la fe de vuestros pueblos se mantenga en la solidez de sus raíces y la paz y la concordia favorezcan el progreso necesario de vuestras gentes”.

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