El permiso de residencia, regulado por el artìculo 30 del «Testo unico sull’immigrazione», puede ser otorgado al extranjero que contrae matrimonio o unión de hecho con un ciudadano italiano.
Y esta norma, la conocen todos o casi todos los extranjeros que viven en Italia, lo que no se sabe es lo que sucede cuando uno de los dos decide divorciarse, creando una serie de incertidumbres, dudas y preocupaciones sobre todo en el ciudadano extranjero.
En primer lugar hay que recordad que este tipo de permisos tienen como base fundamental “la convencia”
Este requisito o principio debe considerarse implícito en la naturaleza de este permiso de residencia, es decir, su otorgamiento y renovación dependerán fundamentalmente de la existencia y continuidad de vínculos afectivos y familiares del núcleo familiar.
Cuando un ciudadano extracomunitario se dirije a la Questura de policía para renovar su documento de residencia, la questura (al menos la de Roma) exige la presencia del cónyuge (marido/ mujer) para poder dar el documento, caso contrario comienzan una serie de investigaciones y procedimiento administrativos que en muchos casos podrían conllevar la cancelación del permiso de residencia con posible expulsión para el extranjero.
En Italia cuando una pareja decide poner fin a su matrimonio, deberá proceder con la separación como primer juicio y posteriormente con el divorcio. Cuando el juez se pronuncia con la separación, es decir con el primer juicio, significa que la pareja ya no convive fìsicamente y que entonces a partir de ese momento faltaría el elemento principal que ordena la ley para conceder el permiso de residencia.
En casos como estos la ley prevè que se pueda proceder a la conversión o transformación del permiso de residencia por motivos familiares a permiso de residencia por trabajo autónomo, dependiente, estudio, etc.
El artículo 30 de la mencionada ley, establece que en casos de separación legal o de anulamiento del matrimonio se pueda cambiar el permiso con otro motivo que no sea el familiar
Para transformar el permiso, es necesario que el ciudadano extranjero lo solicite personalmente.
Se ha podido verificar que las personas, aún teniendo un contrato de trabajo, cuando se separan sea legalmente o no, piensan de poder continuar a solicitar la renovación del permiso de residencia, o en algunos casos cuando el permiso es ilimitado piensan que no van a necesitar nunca màs del cónyuge para renovarlo, lo que pueden imaginar es que si en el hipotético caso en que se llegara a perder el permiso y la persona tuviera que pedir el duplicado, igual van a pedir la presencia del cónyuge italiano y aquí es en donde nacen los problemas.
Han habido casos de mujeres que no ven a los maridos desde hace 5 o 10 años y en algunos casos ni siquiera saben en donde viven o si viven aún!.
Cuando se ven llegar las notificaciones de la policía, en donde la autoridad concede de 10 a 30 días para que el extranjero aclare la situación, se ven ante una realidad de difícil solución y con pocos días para saber qué mismo hacer.
Es por eso que recomendamos a las personas que se encuentran en algunos de los casos mencionados anteriormente de prevenir, cuando se haya terminado la convivencia, sea con la transformación del permiso de residencia por motivos familiares a permiso de residencia por motivos lavorativos o de pedir la ciudadanía inmediatamente después que hayan transcurridos los dos años necesarios que la ley establece para dicho trámite.
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Fernanda Solórzano