Los delincuentes extranjeros dañan a los ciudadanos del país que les acoge y también a los inmigrantes. BY SERGIO MORA
ROMA, 8 mayo 2009 – A los inmigrantes les confían lo más precioso que tienen: sus hijos, abuelos, hogares y hasta el lavado de sus autos. Los inmigrantes vienen a trabajar y aceptan labores que los italianos, españoles o británicos ya no quieren hacer. Ellos se sacrifican para darle un futuro a sus hijos que son compañeros de aulas de los niños europeos.
Los delincuentes son delincuentes en todo el mundo. Los extranjeros que comenten delitos son delincuentes y no inmigrantes. Esta diferencia no siempre es clara en las noticias que emiten los medios de comunicación.
Por ejemplo los extranjeros en Italia son más de 4 millones. Basta que exista el uno por ciento de extranjeros que sean delincuentes y se contarán unas 40.000 personas, vale a decir un ejército que causan daños a los italianos, pero también todos los millones de inmigrantes que trabajan de modo ejemplar.
Los inmigrantes no tienen problema si se expulsan a los extranjeros que cometen delitos o son caldo de cultivo de la delincuencia. Pero no quieren que se confundan a los delincuentes con quienes ya tienen un trabajo, mismo que no hayan podido aún regularizar su situación, muchas veces debido a los problemas burocráticos de los países que les acogen.
En la medida que se sepa distinguir al usar los términos «inmigrantes» y «delincuentes extranjeros», se ayudará a integrar a los nuevos ciudadanos y a evitar inútiles desconfianzas de quienes al final de cuentas, les confían a los inmigrantes los tesoros de su vida.
Sergio Mora