Un hombre de 79 años, fingía ser voluntario en una asociación de asistencia y ofrecía trabajo a jóvenes extranjeras atrayéndolos a quedarse en su casa, hasta que encuentren un lugar fijo para vivir. Una vez que las jóvenes aceptaban, el hombre no era el voluntario cortés que conocieron y así de un momento a otro según las víctimas trataba de violarlas.
El hombre idetificaba a sus víctimas mientras hacían cola para obtener comida en «Pane Quotidiano», una organización sin fines de lucro de Milán que proporciona alimentos y artículos de primera necesidad a los necesitados. Así el hombre se les acercaba con cortesía y elegancia mientras hacían cola en Viale Monza, en Milán, esperando recibir ayuda. Luego se presentaba como uno de los voluntarias de la asociación y les prometía trabajo como asistentes domésticas en su casa donde era el lugar que trataba de violarlas siguiendo, según la jueza Sofia Floretta, una «manera de operar pérfida».
El hombre fue denunciado y sentenciado
Una técnica pérfida la que usaba el falso voluntario, de hecho fue condenado en rito abreviado a 4 años de prisión y al pago de 10 mil euros por daños y perjuicios, por intento de violencia sexual contra una jóven peruana de 19 años.
La jóven peruana contó al ‘Corriere della sera’ el episodio de violencia, ocurrido en julio de 2020, cuando fue abordada en la cola por «un hombre adulto amable y educado» que, presentándose como voluntario de la asociación le había dicho que estaba dispuesto a contratar a una persona para que se hiciera cargo de las tareas del hogar, dejando en claro que para él la condición de inmigrante “irregular” de la jóven peruana, quien también se sintió atraída por la promesa de pago en efectivo, no era un problema en absoluto. Los dos habían llegado así a un acuerdo y habían hecho una cita para la tarde del 13 de julio. El hombre de 79 años había acompañado a la chica a un departamento de Porta Venezia donde el falso benefactor (que previamente había tomado una pastilla de Viagra) había cambiado completamente y le habría llevado al dormitorio.
Una vez que la peruana habría llegado al departamento se habría producido la violación
Con el pretexto de mostrarle el armario donde estaban las sábanas, habría comenzado a manosearla, hasta llegar al punto de arrancarle la blusa y el sostén antes de tirarla sobre la cama y saltar sobre ella. La jóven, entre lágrimas y gritos, habría logrado de alguna manera encerrarse en el baño de la casa donde había comenzado a gritar pidiendo ayuda. En ese momento, el hombre de 79 años, temiendo que los vecinos pudieran escuchar los gritos, habría iniciado a decirle que estubiera tranquila que solo se estaba poniendo nervioso y asegurándole que la dejaría ir. Al mismo tiempo, el hombre le habría amenazado con denunciarla como ilegal si iba a contar algo. La jóven peruana, no tuvo miedo y fue a denunciar el intento de violencia a la policía.
Pese al intento de la defensa del hombre de 79 años de desacreditar o minimizar el testimonio de la víctima, el juez consideró su relato «palpablemente espontáneo, sincero, desprovisto de intenciones calumniosas, coherente». Además, el testimonio de la jóven encontró confirmación en varios testimonios entre ellos, un testigo de la defensa, es decir, la empleada doméstica del hombre de 79 años, quien lo describió como «un anciano enfermo dado que ella también habría tenido relaciones sexuales con el falso voluntario».
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