Los extremistas islámicos han manifestado que quitarán la vida a uno de los 130 rehenes cada vez que las fuerzas armadas israelíes ataquen blancos en Gaza. En las horas posteriores a que Hamas cruzara la fortificada valla de separación desde Gaza hacia Israel, Ahal Besorai intentó desesperadamente ubicar a su hermana. No hubo respuesta. Poco después, supo a través de testigos que los milicianos la habían capturado a ella, a su esposo y a sus hijos adolescentes, junto con docenas de personas más. Ahora, la incertidumbre dolorosa sobre su estado mantiene a Besorai y a decenas de israelíes más en una agonizante espera.
«¿Debo llorar porque ya no están con nosotros? ¿Debo alegrarme porque quizás están capturados pero aún con vida?», preguntó Besorai, propietario de un complejo turístico que reside en Filipinas y creció en el kibutz Be’eri. «Rezo todos los días para que la encuentren viva con su familia y podamos reunirnos todos».
Mientras Israel se defiende con ataques aéreos contra Gaza, las familias sufren sabiendo que la operación podría costar la vida de sus seres queridos. Hamas ha advertido que matará a uno de los 130 rehenes cada vez que las fuerzas israelíes bombardeen objetivos civiles en Gaza sin previo aviso. Eli Elbag dijo que se despertó el sábado con mensajes de texto de su hija, Liri, de 18 años, quien acababa de comenzar su instrucción militar como vigilante del ejército en la frontera de Gaza. Los milicianos estaban disparando, escribió. Minutos más tarde, los mensajes cesaron. Para la noche, Hamas difundió un video que mostraba a la joven en un camión militar israelí abarrotado, tomado por los milicianos. El rostro del rehén junto a Liri se veía magullado y ensangrentado.
«Vemos la televisión constantemente en busca de un indicio de ella», dijo Elbag. «Pensamos en ella todo el tiempo. Nos preguntamos todo el tiempo si la están cuidando, si le dan de comer, cómo se encuentra y qué siente». Para los israelíes, localizar a los rehenes en Gaza podría resultar complicado. Aunque el territorio es pequeño, está sometido a vigilancia aérea constante y está rodeado por fuerzas terrestres y de la marina israelí. Esta región, a solo una hora de Tel Aviv, sigue siendo esquiva para las agencias de inteligencia israelíes.
Los milicianos han compartido videos de los rehenes, y las familias se encuentran angustiadas, preguntándose qué les deparará el destino.
Yosi Shnaider está sumido en la preocupación desde que sus familiares fueron secuestrados del kibutz Nir Oz, a escasos kilómetros de la valla con Gaza. Vio un video de su prima y sus dos hijos pequeños, retenidos como rehenes. «Es como una increíble película de terror, como una pesadilla», dijo Shnaider el lunes. «Solo necesito información sobre si están vivos».
También ha desaparecido su tía, que necesita medicamentos para tratar su diabetes y su enfermedad de Parkinson. Desde que la familia supo que habían sido capturados, la hermana de la mujer está tan abrumada que «es como un zombi, viva y muerta al mismo tiempo», dijo Shnaider, agente de bienes raíces en la ciudad israelí de Holon. El ministro israelí de Relaciones Exteriores, Eli Cohen, dijo que el país está comprometido a traer a los rehenes de vuelta a casa e hizo una advertencia a Hamas, que controla Gaza.
«Exigimos que Hamas no dañe a ninguno de los rehenes», dijo. «Este crimen de guerra no quedará impune».
Hamas también ha expresado su deseo de que todos los prisioneros palestinos en cárceles israelíes, alrededor de 4.500 detenidos según el grupo israelí de derechos B’Tselem, sean liberados a cambio de los rehenes israelíes.
La incertidumbre es una carga abrumadora para las familias que aún no saben si sus seres queridos han sido asesinados, capturados por Hamas o han logrado escapar y están huyendo. Tomer Neumann, primo de una persona que asistió a un festival de música cerca de la frontera y ha desaparecido desde entonces, confía en que sea la última de esas opciones.
La prima, Rotem Neumann, que tiene 25 años y es ciudadana portuguesa, llamó a sus padres desde el festival cuando oyó disparos de cohetes, según indicó. Se subió a un auto con amigos, según testigos, pero huyeron cuando se encontraron con camiones llenos de milicianos. Su celular fue encontrado después cerca de un refugio.
«Todo lo que tenemos son fragmentos e información aislada», dijo Neumann, que reside en Bat Yam, una ciudad justo al sur de Tel Aviv.
«En mi mente ahora no hay guerra ni bombardeos«, agregó. «Todo lo que queremos saber es dónde está Rotem y qué le ocurrió, y deseamos paz».
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