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Italia reducirá a la mitad su dependencia del gas ruso tras la primavera

El Gobierno italiano ha logrado que su dependencia energética de Rusia, que es de un 43 %, se reduzca a la mitad para el final de la próxima primavera, dijo hoy el ministro italiano de Transición Ecológica, Roberto Cingolani, después de que el Ejecutivo se activase en la búsqueda de nuevos proveedores como Argelia o Catar.

«La batalla que tenemos ahora es por el gas. Europa importa alrededor del 46 % de su gas de Rusia, Italia alrededor del 43 %, es obvio que si hubiera una interrupción habría graves consecuencias, este es el error de ser dependiente de un país», explicó Cingolani, al añadir que la UE «hace ganar a los rusos casi mil millones de euros al día». El primer ministro, Mario Draghi, ha trabajado intensamente para asegurarse nuevos proveedores y su titular de Exteriores, Luigi di Maio, ha viajado a Argelia y Catar en los últimos días, mientras que el jefe de Gobierno ha intensificado sus contactos y hoy mismo conversó con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, sobre «el refuerzo de la cooperación bilateral, en particular en el sector energético», según fuentes oficiales.

Cingolani, que recordó que «el precio es hoy al menos diez veces mayor que hace un año y esto recae en las facturas» de los consumidores, dijo a los medios que Italia importa actualmente «29.000 millones de metros cúbicos de gas de Rusia» y que «a finales de la primavera se sustituirán 15.000 millones». «Queda la mitad y estamos trabajando en el fortalecimiento de las infraestructuras, los regasificadores y los contratos a largo plazo. Unos 24-30 meses deberían ser suficientes para independizarnos», añadió, antes de indicar que «en este momento el gas de Rusia está fluyendo, por lo que puede mantener la hoja de ruta hacia la descarbonización del 55 %».

Cingolani quiso tranquilizar a los italianos: «Si, por alguna razón, el suministro desde Rusia cesara por completo con nuestras reservas actuales y el plan de contingencia nos daría un tiempo suficiente para llegar» al buen tiempo, y aunque «tendríamos que hacer sacrificios, no pararíamos las máquinas», dijo. «En caso de falta absoluta de energía» y, por tanto, de «una emergencia mayor que la actual», sería posible «poner a pleno rendimiento las dos centrales de carbón que aún funcionan, la de Brindisi y la de Civitavecchia, durante un periodo limitado para producir energía», dijo respecto a la posibilidad de recurrir al carbón en caso de necesidad. Aunque inmediatamente matizó: «No vamos a reabrir nada. Las plantas cerradas no se reabrirán, porque no valdría la pena el esfuerzo».

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