Al final de la audiencia general de este miércoles, 28 de diciembre, el Santo Padre pidió “a todos una oración especial”, por el Papa emérito Benedicto XVI. «Para que el Señor lo consuele, y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final».
“Quisiera pedirles a todos una oración especial, por el Papa emérito Benedicto, que en silencio está sosteniendo a la Iglesia. Recordarlo – está muy enfermo – pidiendo al Señor que lo consuele, y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final”, esta fue la petición del Papa Francisco al final de la audiencia general de este miércoles, 28 de diciembre.
e, al dirigirse en sus saludos a los peregrinos de lengua italiana, congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano. Palabras, las del Papa Francisco, que dejan entrever el delicado estado de salud de su predecesor.
Una vida dedicada a la oración, la música, el estudio y la lectura
Recordamos que, el pasado 16 de abril, Joseph Ratzinger cumplió 95 años y algunos meses después de su dimisión en febrero de 2013, se trasladó al monasterio Mater Ecclesiae, en los Jardines Vaticanos, donde vive actualmente. En todo este periodo es asistido por las consagradas de la Asociación Memores Domini y su secretario personal, monseñor Georg Gänswein, que a lo largo de los años siempre ha hablado de una vida dedicada a la oración, la música, el estudio y la lectura.
Cercanía y cortesía con Benedicto XVI
En numerosas ocasiones, el Papa Francisco ha hablado del vínculo con su predecesor, al que llamó «padre» y «hermano» en el Ángelus del 29 de junio de 2021, con ocasión del 70 aniversario de ordenación sacerdotal de Ratzinger. Asimismo, desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco ha iniciado la «tradición» de encontrarse con el Papa emérito, empezando por la primera visita histórica del Papa recién elegido, que llegó en helicóptero a la residencia de Castel Gandolfo, donde Benedicto permaneció unas semanas antes de trasladarse al monasterio Mater Ecclasiae en el Vaticano. En vísperas de las vacaciones de Navidad o Pascua, o con ocasión de los consistorios con los nuevos cardenales, el Papa Francisco nunca ha querido perderse el gesto de cercanía y cortesía de acudir al monasterio vaticano para saludarlo y expresarle sus mejores deseos.
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