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Coronavirus Italia, pico de contagiados en Bérgamo

Bérgamo toca el pico del dolor 385 muertes en 7 días hasta el 16 de marzo de 2020.

El domingo, la llamada telefónica de Conte al gerente general del hospital: «Preguntó: ‘¿Qué necesitas?’ Y con la respuesta entendió la gravedad de la situación».

Nadie canta desde los balcones. En la hora de la resistencia (la hora del FlashMob), no se ven personas y guitarras en las terrazas. Por la noche, el peor momento, los teléfonos móviles se alumbran solo para notificar mensajes y actualizaciones sobre la situación del Coronavirus. Ninguna buena noticia al parecer.

Si casi en todas partes en Italia intentan exorcizar al monstruo, Bérgamo no puede romper el silencio de sus calles, de sus casas: no hay tricolor en las ventanas y pancartas de «#iorestoacasa» o «#andràtuttobene». Porque esto no es solo un silencio, esto es miedo …

De hecho llega la noticia más triste y es que los hospitales han agotado físicamente y como estructura la capacidad de recepción», informa Gallera, pero las infecciones por el momento no dejan respiro, aumentan cada día mas.

Después de Lodi y Vo ‘, Bergamo ahora está pidiendo ayuda: los hospitales se están llenos, los trabajadores de la salud están exhaustos. El dolor físico, incluidas las máscaras con las que se asfixian, los guantes que causan abrasiones, los overoles que te hacen sudar, las protecciones que dejan moretones, agregan ese dolor interno implacable. Un miedo devastador y agotador, síntoma de nuestra humanidad más profunda, se une al sufrimiento constante y diario de ver morir a tantos hombres y mujeres.

No importa la edad, la enfermedad, el cuadro clínico más o menos comprimido: nunca te acostumbrarás a la muerte. La emergencia del coronavirus en Bérgamo sigue siendo muy alta. La ciudad, tan fascinante en sus calles en el centro, tan romántica, es irreconocible, es una ciudad fantasma.

Entre las víctimas y los contagiados, los datos son aterradores. Números que pesan como rocas y detrás de los cuales hay personas, vidas humanas, familias rotas. Los afectos y los recuerdos se han desvanecido en un instante debido a un mal aún demasiado misterioso y potencialmente devastador con un nombre que ahora todos conocemos Coronavirus. Y cada víctima alimenta la desconfianza. Detrás de la monotonía fría y aséptica de los números que se repiten implacablemente, hay dramas y vidas rotas para siempre. Porque es cierto que, como señala el profesor Remuzzi, «muchas víctimas eran ancianos o tenían patologías previas», pero también es cierto que sin Covid-19 » todavía estarían aquí, vivos con nosotros.

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