La ruta del Mediterráneo central sigue cobrándose vidas. Según la última actualización publicada en X por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Libia, al menos 145 personas han perdido la vida y 233 están desaparecidas en su intento de cruzar el mar hacia Europa desde principios de 2025 hasta el 10 de mayo.
En el mismo período, la OIM informa que 8.225 migrantes fueron interceptados en el mar y devueltos a Libia, un dato que confirma la peligrosidad e intensidad de los flujos migratorios en esta ruta. Entre ellos se cuentan 7.038 hombres, 822 mujeres, 290 menores y 105 personas de las que no se conocen los datos de género.
Estas cifras, dramáticas y ya habituales, subrayan la urgencia de una respuesta coordinada a nivel europeo e internacional para garantizar vías seguras, el respeto de los derechos humanos y el rescate en el mar. La OIM renueva su llamamiento para reforzar las operaciones de socorro y poner fin a las devoluciones a Libia, donde los migrantes suelen enfrentar condiciones de detención inhumanas y graves violaciones de derechos fundamentales.
El Mediterráneo central se confirma así como una de las rutas más mortales del mundo, símbolo de una crisis que requiere no solo intervenciones humanitarias, sino también políticas estructurales a largo plazo.