Detrás de la barra del restaurante latino «El Carajo» en Milán, el propietario peruano administrava un tráfico de documentos falsos. Toda esta historia salió a la luz después del homicidio de un dominicano el pasado noviembre de 2016 en piazzale Loreto.
Juan Carlos López Valera, de 57 años, peruano, hasta el 16 de mayo era solo un conocido restaurador en Via Padova, propietario y gerente del local «El Carajo». En los últimos siete años, en la comunidad sudamericana, también fue el punto de referencia para muchos por el tráfico de documentos falsos, tenía su producción en Perú (donde el hermano tiene una agencia de viajes) y su terminal de entrega era la barra del mostrador de su restaurante a pocos metros de Piazzale Loreto. En promedio, en este largo período, al menos 2-3 veces a la semana, delincuentes callejeros y matones más peligrosos, o cualquier persona que haya tenido problemas con la justicia, ha pasado a retirar sus «nuevos» documentos de identidad donde el Señor López Valera.
México, Perú, Bolivia, Argentina, hasta los países de América Central: la imprenta podia producir pasaportes de medio continente, con un nivel muy alto de falsificación. Costo reducido, menos de 300 euros, por un «paquete completo» que también incluía documento de identidad y permiso de conducir. Cuando los policías ingresaron al restaurante, el pasado 16 de mayo, debajo de la caja encontraron 7 pasaportes, 13 licencias y 6 tarjetas de identidad falsas listas para ser entregadas. También arrestaron a la esposa del propietario, Abigali Lisset Borda, 24 años. La base logística probablemente ha facilitado el movimiento de una buena parte de la delincuencia sudamericana en Milán en los últimos años.
Las huellas de este tráfico de documentos habían llegado a la policía mientras se investigaba del asesinato de Antonio Rafael Ramírez, de 37 años, dominicano, asesinado la tarde del 12 de noviembre de 2016 en Piazzale Loreto. Uno de los asesinos fue arrestado, el otro escapó, embarcándose en Malpensa con un documento falso. La investigación, coordinada por la fiscal Lucía Minutella, enganchó una buena pista cuando las patrullas, el pasado abril de 2017, detuvieron a un muchacho peruano que hacia parte de la pandilla «Barrio 18», que tenía en sus manos uno de los pasaportes retirados en el restaurante El Carajo en via Padova.
Los investigadores con algunas pruebas reconstruyeron los pasajes: la primera solicitud se hacia con una llamada telefónica a un teléfono celular en Perú; los falsificadores preguntaron por su edad, daban todas las instrucciones y se hacian enviar las fotos. Los documentos estaban listos en 15-20 días. En ese momento los documentos los enviavan a través de viajeros que pasaban por la agencia de Lima y llegaban a Via Padova. Los clientes se presentaron en «El Carajo» y los retiraban, generalmente después de pagar la segunda cuota del pago. El mercado era muy tranquilo y bien disfrazado por el dueño del restaurante y su esposa que ni siquiera tomaban precauciones especiales; los pasaportes y las tarjetas de identificación a menudo se entregaban directamente en la caja, dentro de las instalaciones. Durante las búsquedas, también se recuperaron 7 mil euros en efectivo y muchas hojas con registros de clientes. Como el ciclo criminal tuvo lugar en el restaurante, el restaurante fue confiscado. La orden de arresto también contiene los nombres de los cuatro cómplices en Perú.
Fuente: Gianni Santucci
Traduzione in Spagnolo: Cristina Zambrano León