Por reunión de vicepresidente Chehade para favorecer a un grupo privado
Lima, viernes 21 de octubre de 2011 – El presidente peruano, Ollanta Humala, enfrenta su primera crisis de gobierno. Su segundo vicepresidente es acusado tráfico de influencias, a favor de uno de los más importantes grupos económicos del país.
Ante ello, Humala ha decidido apoyar plenamente a la Fiscalía y marcar distancia de Omar Chehade, denunciado también en el Congreso por supuestamente haber cometido un acto ilícito en esa reunión sostenida con oficiales de la Policía a favor de un grupo privado.
«El gobierno, su gobierno, respalda las investigaciones de la fiscalía», afirmó Humala, a cuatro días del estallido del caso que involucra a Chehade, ex procurador anticorrupción, y quien ha negado la comisión de algún delito. Humala declaró tras llegar sorpresivamente a la la conferencia de prensa que ofrecía el jefe del consejo de ministros, Salomón Lerner, y otros funcionarios en el palacio de gobierno.
El escándalo político fue generado por la revelación, el fin de semana último, de una reunión entre Chehade, su hermano Miguel y un amigo con tres generales de la Policía Nacional.
El mandatario precisó que también se debe respetar la presunción de inocencia dentro de un Estado de Derecho, hasta que las investigaciones del caso concluyan. “Yo quiero un Estado de Derecho, no debemos aplicar un juicio popular, y eso implica fortalecer las investigaciones que se hagan. Esto ayuda a que todos nos sintamos tranquilos porque acá no hay juicios populares, acá queremos la ley, el orden, la justicia y todo con transparencia”, dijo respecto al pedido de renuncia que hiciera la ex candidata Keiko Fujimori.
Por su lado, las alianzas opositoras en el Congreso Fuerza 2011 y Alianza para el gran cambio anunciaron que presentarán una denuncia constitucional contra Chehade, a quien demandaron renunciar de inmediato al cargo de vicepresidente.