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Masacre de la ecuatoriana Gilce y su hijo Kleyner en Génova. La policía tenemos casi el asesino

altUn poco de saliva en el apartemento: el Ris de Parma descubre el DNA una parentela paterna 

 

 

 

Milán, 17 Octubre 2012 – Es un hombre el asesino, pariente de línea paterna de una persona que ha vivido en el apartamento de calle Balbi Piovera 13, que era en la casa la tarde del doble delito, en ese alojamiento donde la noche del 5 de Diciembre del 2011 fuerón masacrados Mónica Rachel Gilce Guerrero y su hijo de 13 años Marcos Kleyner Ramirez.

El Dna, que está en investigaciones y tienen los policias del núcleo investigativo, pertenece a un hombre, alrededor de él, el círculo de las investigaciones parece encogerse, aunque si los hombres del Arma, guíados por el mayor Oreste Gargano, no dan declaraciones para nada.

El subtituto Procurador Massimo Terrile ha pedido a todos la máxima reserva, sobre todo para evitar que alguien escape y las investigaciones se deterioren, pero también porque el indagado (se piensa que sea un sudamericano) podría dejar Italia y volver a su País de orígen.

Si, porque la atención de la policía está concentrada en los extranjeros que frecuentaban la casa de Gilce, el alojamiento es en la planta baja de la calle Balbi Piovera, donde almenos una habitación era alquilada a personas conocidas, connacionales, amigos.

El Dna encontrado, y aislado en los laboratorios del Ris de Parma extraído es la saliva que el hombre habia dejado en una botella de agua mineral presente en la casa el DNA pertence a un hombre – pariente de un frecuentador de esa casa.

El código genético sería de la mísma “tipología” de otros que están en poseso de los investigadores.

Es de un padre, de un abuelo, de un hijo, hermano, primo o tío de una persona ya investigada, interrogada y sometida al exámen del Dna.

Desde Forte San Giuliano hacen entender que no será difícil, identificar quién dejó su “Nombre y Apellido”, aquella “huella crosómica” del asesino después de haber masacrado a cuchilladas la mujer ecuatoriana y su hijo que llegaba del colegio, con la mochila todavía en los hombros.

Un doble delito sin un aparente motivo, un asesinato que perturbó Sampierdarena, toda la comunidad ecuatoriana, y que después de casi un año podría ser resuelto, aunque si en estos meses se temia que entrara en la lista de los delitos sin resolver de Génova.

En la horas sucesivas al masacre la atención de la policía se había concentrado en la familia de Gilce, sobre todo en su marido: José, llamado “Pepe”, que fue la primera persona que descubrio la tragedia al regreso de su trabajo.

Para los investigadores, no fue él a empuñar su esposa y su hijo con el cuchillo de cocina y ha dar almenos veinte cuchilladas (lo estableció la autopsía cumplida del médico legal Marco Salvi), en las horas (presuntas) de la muerte de su esposa y de su hijo él estaba en su trabajo, por eso tiene una coartada de hierro.

Las atenciones de la Jefatura de la República no han descartado aún ni siquiera el primer hijo de Gilce y Pepe: Jhon, interrogado en diferentes ocasiones, el jóven viajo a Ecuador algunos días antes del delito.

Desde hace once meses los investigadores siguen la pista pasional, madre e hijo no intentarón defenderse, tal vez, fuerón tomados por sorpresa , no se esperaban de ser agredidos, conocían a su asesino.

Todo había hecho pensar a un delito por celos que habría un sólo objetivo: Monica Gilce. Su hijo se habría vuelto un testigo incómodo. Volviendo entre las 13.50 y las 14.00 horas y se encontró sin querer en la escena de delito. El asesino, del que la policía declara poseer el Dna, probablemente estaba en casa y salió improvisamente sin ni siquiera darle a las victímas el tiempo de gritar y pedir auxilio.

-RepubblicaGenova-

C.Z.León 

 

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