El Gobierno de Giorgia Meloni ha aprobado el nuevo Decreto Flussi para el 2023. El texto ya ha sido publicado en el Boletín Oficial «Gazzetta Ufficiale», y establece el número de extranjeros no comunitarios que pueden tener un permiso de residencia por motivos de trabajo en Italia: 80 mil. El aumento de admisiones confirma lo que también han declarado las asociaciones: se necesitan inmigrantes en Italia como mano de obra.
Decreto Flussi 2023, Qué nos dice el nuevo texto?
Como Chiara Tronchin, investigadora de la fundación Leone Moressa subrayó en una entrevista con Fanpage.it, “ha habido años de decreto flussi extremadamente bajos, alrededor de 30 mil puestos. El año pasado y este año, después de la pandemia, las cifras vuelven a crecer. Desde 2014, los «Flussi» habían disminuido a alrededor de 30.000 puestos, mientras que en 2006 y 2007, las entradas permitidas rondaban entre las 150.000. Y ahora es como que todo ha hecho un salto. Los primeros datos de 2022 muestran un aumento del empleo para extranjeros no comunitarios, por lo que parece ser que vamos en la dirección correcta. En cualquier caso, es un elemento positivo que los «Flussi» regulares estén aumentando. Incluso solo en términos fiscales, se ha demostrado que siempre es mejor que un estado favorezca a los extranjeros, porque el trabajo regular genera más ingresos”.
Pero, ¿por qué ha aumentado el número de admisiones a lo largo de los años?
La respuesta es simple: porque falta mano de obra. “Necesitamos gente que trabaje. Sobre todo, creo, atienden a gente extranjera. La inmigración nunca ha sido muy bien gestionada en Italia: la prueba es el número de extranjeros irregulares en el territorio”, subrayó Tronchin. Sin embargo, es difícil decir que los números serán suficientes para cubrir las necesidades: “La crítica que se hace a menudo es que hay muchos italianos desempleados, por lo que no se necesitan extranjeros. El hecho es que los italianos y los extranjeros hacen trabajos diferentes. Las profesiones que se liberan a veces no son atractivas para los italianos». En particular para, los menos calificados.
“No es culpa de nadie, en los últimos años ha aumentado la escolarización de los italianos, entonces me parece obvio que una persona que estudia cierto número de años, termina la universidad, no aspira a ser obrero o sirviente. Así, se han liberado los puestos que requieren una cualificación inferior, y para estos se requiere la presencia de extranjeros”.
No es casualidad que en el mercado laboral en general, uno de cada diez trabajadores sea extranjero. “En las profesiones menos cualificadas la incidencia aumenta a tres de cada diez. Los principales trabajos son vendedor ambulante, doméstico, asistente de ancianos, obrero. Hay un lado positivo, por así decirlo, que es que hay menos competencia con los italianos en estos sectores». Sin embargo, al realizar un trabajo menos cualificado, “la población extranjera está más expuesta al riesgo de pobreza, a pesar de trabajar. Y cuanto menos ganas, menos impuestos pagas, por lo que el aporte que pueden hacer al país también es menor. Si pensamos en el alto número de jóvenes extranjeros o de origen extranjero, es fácil entender que para que el país crezca, estos jóvenes también deben crecer socialmente, para que hagan trabajos calificados y puedan aportar más. En Italia, cualquier jóven es un recurso importante”, agregó Tronchin.
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