La Pontificia comisión Justicia y Paz propone crear un ente multilateral de control que vuelva la finanza útil a la economía real
Ciudad del Vaticano, martes 25 de octubre de 2011 – El Consejo Pontificio Justicia y Paz presentó el lunes, 24, el documento “Para una reforma del sistema financiero internacional en la perspectiva de una Autoridad pública de competencia universal”, que propone la creación de un organismo a nivel internacional super partes, con una constitución aceptada por todos, capaz de regular las finanzas internacionales, ponerlas al servicio no de la especulación sino de economía real, de la persona humana y respetando el principio di subsidiariedad.
En la presentación de la nota, en la Sala de Prensa de la Santa Sede, intervinieron el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz; monseñor Mario Toso, secretario del mismo Consejo Pontificio;y el profesor Leonardo Becchetti, profesor de Economía política de la universidad romana de Tor Vergata.
Monseñor Toso explicó que la Nota es “una relectura de la grave crisis económica y financiera en la que todavía estamos inmersos, señalando, entre otras causas, no sólo las éticas sino más específicamente las ideológicas”.
“Las viejas ideologías han visto el ocaso –recordó el secretario de Justicia y Paz–, pero han surgido nuevas, no menos peligrosas para el desarrollo integral de la familia humana. Estas han repercutido negativamente sobre el sistema monetario y financiero internacional y globalizado, provocando desigualdades en cuanto a desarrollo económico sostenible, así como graves problemas de justicia social, poniendo a dura prueba sobre todo a los pueblos más débiles”.
“Se trata –añadió- de ideologías neoliberales, neoutilitaristas y tecnocráticas que, mientras reducen el bien común a dimensiones económicas, financieras y técnicas absolutizadas, ponen en peligro el futuro de las mismas instituciones democráticas”.
El cardenal Turkson precisó que es un documento que estará sobre la mesa del G20 el 3 y 4 de noviembre, en la ciudad francesa de Cannes, de modo que los reunidos puedan imaginar “una reforma del sistema financiero y monetario internacional, en la perspectiva de una autoridad pública de competencia mundial”.
Una propuesta que no significa, como explicó monseñor Toso, “la ampliación actual del G7 en G20”, porque “se trataría de una solución todavía insatisfactoria e inadecuada”.
Según el documento del Consejo Pontificio, “el G20 no responde plenamente a la lógica de Naciones Unidas”, porque “adolece de legitimación y de un mandato político por parte de la comunidad internacional”.
La Nota del Consejo Pontificio trata de pasar del actual “sistema de governanza a un sistema que, además de la coordinación horizontal, disponga de una Autoridad super partes, con potestad de decidir con método democrático y de sancionar conforme a derecho”.
Tal paso, no puede darse sin “el multilateralismo, tanto a nivel diplomático como en el ámbito de los planes de desarrollo sostenible y por la paz”.
En este contexto, monseñor Toso subrayó que la Nota indica que “los mercados financieros son un bien público, no una realidad a demonizar”, aunque se trate de regularlos.
Respondiendo sobre algunas coincidencias con las peticiones de los “indignados”, el prelado mantuvo las distancias, recordando que “la base es la doctrina social de la Iglesia y su centro es la dignidad de la persona humana”.
Además, “no es un documento papal, y ni siquiera de la Secretaría de Estado –precisó el portavoz vaticano padre Federico Lombardi–. Es una aportación del Consejo Pontificio Justicia y Paz. Por tanto, no es de magisterio papal sino de un autorizado dicasterio de la Santa Sede”.
En el turno de preguntas y respuestas, monseñor Toso subrayó que “no se trata de crear un Moloch”, sino una gobernabilidad aceptada por todos porque “hoy nuestro problema es huir del hecho de que pocos decidan por los demás”.
Por tanto, de favorecer “mercados libres y estables, disciplinados por un adecuado marco jurídico, funcionales para el desarrollo sostenible y el progreso social de todos, inspirados en los valotes de la caridad en la verdad”.
Sobre la dificultad de traducción de la palabra gobernanza, el cardenal Turkson recordó que no se piensa en un gobierno mundial, sino que se entiende como un ente con “una buena capacidad de gestionar” y que “respete la soberanía de cada país”.
El presidente del Consejo Pontificio recordó la sintonía del actual documento con la Pacem in Terris, la Populorum progressio, la Caritas in Veritate, y concluyó con las palabras de Benedicto XVI: “La crisis nos obliga a volver a proyectar nuestro camino, a darnos nuevas reglas, y a encontrar nuevas formas de compromiso, que apunten a experiencias positivas y a rechazar las negativas”.