El presidente de Estados Unidos se opone a la idea que Barcelona y su región salgan de España. Pero en las calles de la ciudad catalana crecen las protestas y este domingo 1 de octubre pretenden votar en referéndum.
A fecha de hoy Barcelona forma parte de España, guste o no a todos los barceloneses. Pero la intención del gobierno de Cataluña, la región cuya capital es Barcelona, es haberse marchado de España dentro de una semana.
Sí, una semana. Así de rápido. El gobierno catalán quiere que los ciudadanos voten este domingo 1 de octubre si quieren independizarse; el gobierno español está intentando a toda costa que esa votación no se celebre… y, en plena cuenta regresiva, el presidente Donald Trump habló sobre el asunto.
Trump se puso del lado del gobierno español este martes. Cree que independizarse de España sería «una tontería» porque Barcelona y el resto de Cataluña estarían marchándose «de un país verdaderamente grande, bonito e histórico».
Sin embargo, el conflicto es más complejo que eso. Aquí respondemos a 11 preguntas para intentar entenderlo mejor:
¿Quiénes son los actores principales?
Por una parte, el gobierno español en minoría del Partido Popular, partido conservador, que en este tema cuenta con el respaldo del grupo liberal de Ciudadanos, un partido con pocos años de recorrido que ha crecido en el ámbito estatal a raíz de la crisis económica y los casos de corrupción, y del Partido Socialista, formación socialdemócrata que ha gobernado el país durante buena parte del período democrático, con algunos matices y reticencias. El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, se encuentra en su segundo mandato, después de arrebatar el poder en 2011, en plena recesión, a los socialistas, y de ser capaz de mantenerlo en las elecciones de 2015, aunque perdiendo la mayoría absoluta en el Congreso.
Por otro lado, la Generalitat, que es como se llama al gobierno catalán, se basa en la coalición Junts pel Sí (coalición entre la formación nacionalista de centro-derecha que gobernó la Generalitat durante 23 años y la formación nacionalista de centro-izquierda Esquerra Republicana de Catalunya). Esta coalición no tiene mayoría en el parlamento catalán y tiene que apoyarse en una formación antisistema -la CUP- con la que consigue la mayoría independentista. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont se ha declarado como un independentista “de toda la vida” y no ha tenido problema en admitir que su objetivo en la legislatura es únicamente la celebración de la consulta, sin ninguna ambición de mantenerse en el cargo. Además, el independentismo catalán cuenta con dos activas organizaciones sociales -la Assamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural- que articulan las movilizaciones multitudinarias a favor del referéndum.
¿Qué onda con el Gobierno español?
El gobierno del Partido Popular ha optado por una política de wait and see, con la que se ha limitado a observar la escalada independentista, sin mostrar un mayor interés público en comprender las razones del malestar de la sociedad catalana y a presentar propuestas positivas para competir políticamente y dialogar con el gobierno catalán.
Esta impavidez se ha justificado por la confianza en que las contradicciones internas del bloque independentista acabarían por hacer descarrilar su proyecto. A lo que hay que añadir también su confianza en que la recuperación económica contribuiría a desmovilizar a los llamados independistas económicos.
Asimismo, hay que tener en cuenta el cálculo electoralista basado en la creencia que la defensa de la unidad nacional es la mejor baza para mantenerse en el poder y compensar el desgaste sufrido por los escándalos de corrupción.
¿Qué opinan los catalanes?
Según las encuestas, una mayoría de entre un 70 a un 80% son favorables a votar en referéndum cuál ha de ser la relación entre Cataluña y España. Pero… estos porcentajes descienden al 40% al ser preguntados por la idoneidad del referéndum del 1 de octubre para decidir cuál debe ser esta relación, un evento político no pactado con Madrid ni contemplado en la Constitución española.
Por su parte, los partidarios de la independencia de Cataluña se sitúan por debajo del 50% según múltiples sondeos. También es un dato significativo el rechazo que provoca en Cataluña el Partido Popular, visto como una fuerza anti catalana y heredera directa del franquismo.
Sin embargo, estos porcentajes son anteriores a los desarrollos de la última semana en Barcelona, donde polícia española ha detenido funcionarios catalanes, visitado medios de comunicación y desplegado un operativo con miles de agentes, que ha movilizado a la ciudadanía y ha provocado caceroladas diarias en las calles.
¿Qué opinan en el resto de España?
El sentimiento generalizado ha sido hasta el momento de indiferencia: este problema no aparece prácticamente en las encuestas periódicas del centro de estudios de opinión. A pesar de ello, en las últimas semanas este tema está monopolizando la agenda mediática del país. Por otro lado, existe un rechazo de la ciudadanía a la posibilidad de un referéndum sólo en Cataluña, un posicionamiento ampliamente compartido por buena parte de los medios españoles.
Recientemente ha ganado terreno la opinión favorable a una reforma constitucional que contemple un doble referéndum en Cataluña y en España. Sin embargo, por el momento se trata de una vía poco realista pues no parece aglutinar grandes consensos, tampoco entre partidos, ni tampoco parece que sea una opción que contemple buena parte de los catalanes dentro.
¿Pero por qué los independentistas quieren irse de España?
El listado de argumentos que ha ido esgrimiendo el independentismo es largo y variado. La denuncia por lo que se considera una infrafinanciación por parte del Estado, los constantes escarceos a cuenta de la lengua y la cultura catalana, o la constatación de que los distintos gobiernos centrales han perjudicado a Cataluña en el diseño de políticas clave como en la planificación del corredor mediterráneo, son algunos ejemplos.
Con todo, el motivo que hizo crecer las demandas de independencia sigue siendo la sentencia del Tribunal Constitucional que, en 2010, dictaminó la inconstitucionalidad de algunos aspectos relevantes del Estatuto de Autonomía, que había sido votado por los ciudadanos catalanes y aprobado por los legisladores españoles. El impacto de esta sentencia se interpretó como la ruptura del pacto de Estado, así como la desautorización de la voluntad popular que había ratificado el contenido de la ley.
¿Por qué no les dejan votar?
Se trata de un referéndum unilateral, no acordado con el resto de España… e ilegal, al no estar previsto en el marco constitucional español. A diferencia de los referéndums celebrados en Escocia y Quebec que fueron acordados con los Gobiernos del Reino Unido y del Canadá, respectivamente.
¿Están violando la ley con la consulta?
Es una violación explícita de la Constitución y del Estatuto de Autonomía y una desobediencia directa a la orden de suspensión acordada por el Tribunal Constitucional. El gobierno de Cataluña argumenta que dicha ley se encuentra bajo el marco legal catalán, pues fue aprobada por el propio Parlamento, y que por tanto la celebración del referéndum se ajusta a dicho ordenamiento.
¿Cómo evitará Rajoy la votación?
Las medidas de la semana pasada, centradas en la incautación de material y la inculpación de altos cargos del gobierno catalán, han supuesto un duro golpe al referéndum. Así lo ha declarado el gobierno central pero también el propio gobierno de la Generalitat. Aun así, el Estado sigue tomando decisiones, como la reciente intervención de la policía catalana, con el fin de que esta respete las decisiones de la fiscalía.
¿Realmente es posible que Cataluña se independice la semana que viene?
En estos momentos se trabaja con dos escenarios. Primero, que no se pueda celebrar el referéndum, y que por tanto el conflicto político siga por otros cauces. En este caso, la Declaración Unilateral de Independencia es una opción planteada por algunos sectores independentistas. Aunque, irse de España sin consultarlo a los ciudadadones no parece que tenga el apoyo de buena parte de la masa social del soberanismo, según las encuestas.
El segundo escenario es que el referéndum se celebre. De ser así, se llevaría a cabo en un formato que según el gobierno español no podría ser considerado válido, y por tanto en ningún caso produciría efectos legales en uno u otro sentido.
¿Qué dice la comunidad internacional?
La Comisión Europea ha repetido en múltiples ocasiones que se trata de una cuestión interna y que en todo caso cree que hay que respetar el marco jurídico y las decisiones del Tribunal Constitucional. Aun así, admite su preocupación por la situación en Cataluña, en una posición parecida a la que mantienen los estados europeos, que rechazan involucrarse, pero no ocultan su inquietud.
¿Y Trump?
El presidente Donald Trump dijo que España es «un gran país» que debería permanecer unido». «Realmente, creo que la gente de Cataluña se quedará en España, y creo que sería una tontería no hacerlo; estamos hablando de quedarse en un país verdaderamente grande, bonito e histórico», argumentó el presidente de Estados Unidos este martes tras reunirse con el presidente español en la Casa Blanca.
Fuente: Univisión Por: Antoni Gutiérrez Rubí