Las fronteras han sido cerradas, reactivando por un mes los controles. Quien tiene los documentos en regla no tiene nada que temer. El discurso cambia para los irregulares y refugiados.
La suspensión de los acuerdos de Schengen, junto con el Estado de Emergencia proclamado en todo el país, ha sido la primeras respuesta del gobierno francés a las masacres de París del pasado viernes.
«Francia cierra las fronteras» ha sido el título de muchos medios de comunicación. Un mensaje simplificado que puede confundir sin hacer pasar el concepto de lo sucedido. Francia, de hecho, no ha “cerrados las fronteras«, sino que ha reactivado hasta el 12 de diciembre los controles de las fronteras internas; es decir, aquellas que divide con los otros Estados Europeos.
Se trata, debemos recordarlo, de una posibilidad prevista en el mismo acuerdo de Schengen, en casos excepcionales relacionados con la seguridad nacional. Una decisión que ya se ha aplicado en pasado, por ejemplo, con motivo de las cumbres internacionales en las que se temía pudieran terminar en la mira de terroristas extranjeros, y sucede inclusive ahora con los terroristas que hicieron el atentado en París.
La decisión adoptada por el Gobierno francés no impide la entrada en Francia, ya sea a los ciudadanos europeos o extracomunitarios que tienen en su bolsillo un permiso de residencia válido expedido por otro Estado europeo. Estos últimos, ayer como hoy, pueden viajar por motivos de turismo durante un máximo de tres meses en todo el espacio Schengen (y por lo tanto en Francia) sin necesidad de pedir visa de entrada.
Si se es detenido por la policía de frontera, los ciudadanos europeos deberá presentar sólo el documento de identidad. Los ciudadanos extracomunitarios por su parte deberán mostrar el pasaporte y el permiso de residencia. Quien tiene las cartas en regla, de hecho, no tiene nada que temer, si no el tiempo que se tardará en las fronteras por las largas filas que se pueden formar debido a los controles.
El discurso cambia, naturalmente, para los inmigrantes indocumentados que ahora arriesgan mucho más si son descubiertos tratando de entrar en Francia. Situación análoga para los refugiados que desembarcaron en Italia, muchos de ellos evaden el proceso de identificación y tratan de llegar en Francia para presentar su solicitud de asilo directamente allí: si son sorprendidos por la policía de frontera francesa, por ejemplo, entre Mentone y Ventimiglia, serán devueltos porque de acuerdo a la regulación de Dublín están obligados a solicitar asilo en Italia.
Por último, la pregunta que muchos nos hacemos, es si esta situación tendrá repercusiones en la concesión de visados para Francia. Dada la discreción que cada estado tiene en el decidir a quién deja entrar y a quién no, en teoría, podrían aumentar los controles por parte de los ciudadanos de los países que Francia considera de “mayor riesgo”, y por ende, la tasa de visados no concedidos. En realidad, el nivel de atención hacia ciertas áreas ya es alto desde hace varios años, por lo que difícilmente habrán efectos visibles vinculados a esta nueva emergencia.
Texto original en italiano de Elvio Pasca, publicado en nuestra página gemela StranieriinItalia
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